Proponemos espacios de superposición de lo extranjero con lo más autóctono; de los turistas con la naturaleza virgen de Islandia. El creciente tursimo es a la vez una posible solución y una amenaza para las cascadas y este es el momento de definir el modelo turístico para el futuro.
Hablamos de espacios que muten de la misma manera que lo hace la tierra islandesa y así, puedan dar testimonio de sus colores, de sus texturas, de sus sensaciones...
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